domingo, 1 de noviembre de 2009

Montaña y Camino- Carlos Alberto Reigada



El camino…
Abrillantado por la humedad,
insinuante con suaves curvas,
se introduce con suavidad,
en la febril quietud de la montaña.

El silencio que aumenta,
y la humedad con la altura.
Las rocas que se ablandan,
en una vertiente de agua.
Saciando la sed,
de la búsqueda apasionada.

Solo resta recorrer… sin prisa,
disfrutando la armonía,
del que llega y quien espera;
un encuentro anhelado.
Atemporal entrega,
trepando, bajando, esperando.

Es que al llegar…
en un costado del camino queda,
dejando que vuelen suavemente,
vértigo, miradas y palabras eternamente.

Comentario de la licenciada Pons Sonia:

Es sabido por los amantes del deporte y la vida al aire libre que las caminatas con esfuerzo, como lo son aquellas que se llevan a cabo en terrenos montañosos, sobre oxigenan el cerebro de cualquiera, por más asistido que se encuentre por las Musas.¿Será por eso el uso que hace el autor de los puntos suspensivos que, justamente, mata todo suspenso?
¿O será culpa de la sobre oxigenación cerebral que en una sola estrofa, la primera, logra poner cuatro adjetivos: abrillantado, insinuante, suave y febril? Y a eso se suman los modificadores y los sustantivos que nombran cualidades.
¡¿De qué tenés miedo, Carlitos, de que el lector llegue a pensar?! Y sí, son cosas de la febril quietud, ¿viste? Que se te introduce con suavidad por donde menos te imaginabas…vos, el lector, que no se imagine nada, carajo.
La segunda estrofa, en cambio, es “quequeseosa”. ¡Vamos todavía con la adjetivación, sea como sea! Lo que no se entiende, a pesar de la búsqueda de la claridad en la expresión es cómo corno se ablandan las rocas. ¿Será un efecto secundario del aumento del silencio, de la sed de la pasión, de la pasión de la búsqueda o de la pasión y muerte del lector, ante tanta huevá junta?
En la tercera estrofa no sabemos si se nos va aclarando o se nos va oscureciendo de quién es la armonía, sabemos, eso sí, que siguen sobrando los adjetivos que el autor va sembrando, repartiendo, amontonando.
Por fin el engendro se termina. El autor llega. Y, aparentemente, su mente está francamente al costado de la explicación que el lector-tontito merece, para no perderse en el camino de la lectura. ¡No nos va a ir dejando solos para que leamos interpretativamente!¡
Gracias, Carlitos!

3 comentarios:

  1. y gerundio y gerundi y asi, encima poco falto para que le afanara a atahualpa, aunque montaña y piedra forman el mismo campo semántico, estuvo hábil ahi, no ...ladri ladri...muy bueno su posteo licenciada...
    belén (no franchese)

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  2. Este humilde blog sigue recibiendo personajes...en más de un sentido. El que se cre poeta porque escribió esto, es además, el presidente de una Asociación de scritores ...no sé de dónde...¡ah! ¡Del fin del mundo!
    ¿Lo habrán votado sus colegas para que se dedique a presidir mientras ellos están en sus casas escribiendo o escribirán todos así?

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  3. nooo!!seguro que estos tipos hacen escuela! y si no escriben como ellos (mal) les pegan hasta que lo logran
    no creo que lo hayan votado, más bien se debe haber impuesto!!
    El piche

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